lunes, 22 de septiembre de 2014

DESCONCIERTO




El capitán cargó su arma, dio una señal para que salgamos de ahí, no podíamos enfrentarnos a aquellos seres, Ian en cambio se quedó mirando al líder que nos descubrió, no se movía, seguía apuntándonos con su arma mientras la multitud gritaba y se nos acercaba, entonces dio la vuelta y nos dirigimos hacia la salida, faltaba poco camino cuando seis criaturas lo bloquearon, sus armas eran anticuadas y tenían armaduras que parecían imitaciones a las del líder, no podíamos pasar a menos que los enfrentemos, Ian me miró y sacó su arma, tuve que hacer lo mismo, caminó hasta colocarse junto al capitán, entonces las criaturas dieron pasos hacia nosotros y justo antes que el capitán dispare se pusieron de rodillas. Su actitud nos tomó por sorpresa, no querían hacernos daño, al contrario, parecía como si nos presentaran su respeto, o quizá su admiración. Ian se acercó a ellos y les preguntó si entendían nuestro idioma, uno de ellos lo miró y le respondió que sí, que ese era su idioma natal. 
-¿Porqué no nos permiten salir? preguntó Ian
-No hemos venido a impedirles que se vayan. Vinimos a darles la bienvenida. Los hemos esperado por muchos años.
-¿Años? ¿A qué te refieres?
-Por muchas generaciones hemos sabido que volverían, por fin sucedió. Por fin podemos verlos.
-¿Que volveríamos? no se de que hablas.

La conversación se detuvo ya que una multitud se acercó por el otro lado, estábamos rodeados, pero al vernos también se pusieron de rodillas. El capitán guardó su arma, y nos ordenó a todos que hiciéramos lo mismo. Aquellos seres no nos harían daño, por lo menos eso es lo que demostraban. Yo me acerqué a las criaturas que llegaron, quería verlas de cerca, su apariencia me intrigaba mucho, se parecían tanto a nosotros que algunos parecían los niños Kai. Me arrodillé frente a uno, tenía la cabeza agachada, no me miraba, tomé su rostro y lo levanté para observarlo, sus ojos mostraban emoción, sonrió, tomó mi mano y susurró: "bienvenido" Le sonreí de vuelta y me puse de pie, quise que se ponga de pie pero se rehusó. Una voz aclaró el porqué.
-Los humanos no tienen permitido ponerse de pie frente a los guardianes.
Era su líder, había llegado hasta nosotros. Ian se acercó y le preguntó:
-¿Guardianes? Nosotros no somos guardianes.
-Si lo son, desde tiempos inmemoriales ustedes han sido nuestros guardianes. 
-Estás equivocado, acabamos de llegar a este lugar. No sabíamos de su existencia.
-Lo sé, los estábamos esperando, tenía pleno conocimiento de su llegada, sólo que tardaron más de lo que imaginamos.
-¿Quién eres?
-Soy un sacerdote, y vivo para servir a los guardianes.
-¿Porqué llevas esa vestimenta?
-Vengan conmigo, se los explicaré mejor, pero deben ver un lugar sagrado para nosotros, ahí encontrarán respuestas a su desconcierto.
-¿Y si nos rehusamos? preguntó el capitán.
-Será más difícil que vuelvan a casa. 
Aquel ser habló con firmeza, el capitán no respondió.
-¿A dónde quieres llevarnos? preguntó Ian.
-Con los demás guardianes. Hace mucho que los esperan.

Todos nos miramos sin saber que pensar, ¿de qué hablaba aquella criatura? Pronto lo sabríamos.

Continuará...

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