El capitán
cargó su arma, dio una señal para que salgamos de ahí, no podíamos enfrentarnos
a aquellos seres, Ian en cambio se quedó mirando al líder que nos descubrió, no
se movía, seguía apuntándonos con su arma mientras la multitud gritaba y se nos
acercaba, entonces dio la vuelta y nos dirigimos hacia la salida, faltaba poco
camino cuando seis criaturas lo bloquearon, sus armas eran anticuadas y tenían
armaduras que parecían imitaciones a las del líder, no podíamos pasar a menos
que los enfrentemos, Ian me miró y sacó su arma, tuve que hacer lo mismo,
caminó hasta colocarse junto al capitán, entonces las criaturas dieron pasos
hacia nosotros y justo antes que el capitán dispare se pusieron de rodillas. Su
actitud nos tomó por sorpresa, no querían hacernos daño, al contrario, parecía
como si nos presentaran su respeto, o quizá su admiración. Ian se acercó a
ellos y les preguntó si entendían nuestro idioma, uno de ellos lo miró y le
respondió que sí, que ese era su idioma natal.
-¿Porqué no
nos permiten salir? preguntó Ian
-No hemos
venido a impedirles que se vayan. Vinimos a darles la bienvenida. Los hemos
esperado por muchos años.
-¿Años? ¿A
qué te refieres?
-Por muchas
generaciones hemos sabido que volverían, por fin sucedió. Por fin podemos
verlos.
-¿Que
volveríamos? no se de que hablas.
La
conversación se detuvo ya que una multitud se acercó por el otro lado,
estábamos rodeados, pero al vernos también se pusieron de rodillas. El capitán
guardó su arma, y nos ordenó a todos que hiciéramos lo mismo. Aquellos seres no
nos harían daño, por lo menos eso es lo que demostraban. Yo me acerqué a las
criaturas que llegaron, quería verlas de cerca, su apariencia me intrigaba
mucho, se parecían tanto a nosotros que algunos parecían los niños Kai. Me
arrodillé frente a uno, tenía la cabeza agachada, no me miraba, tomé su rostro
y lo levanté para observarlo, sus ojos mostraban emoción, sonrió, tomó mi mano
y susurró: "bienvenido" Le sonreí de vuelta y me puse de pie, quise
que se ponga de pie pero se rehusó. Una voz aclaró el porqué.
-Los humanos
no tienen permitido ponerse de pie frente a los guardianes.
Era su
líder, había llegado hasta nosotros. Ian se acercó y le preguntó:
-¿Guardianes?
Nosotros no somos guardianes.
-Si lo son,
desde tiempos inmemoriales ustedes han sido nuestros guardianes.
-Estás
equivocado, acabamos de llegar a este lugar. No sabíamos de su existencia.
-Lo sé, los
estábamos esperando, tenía pleno conocimiento de su llegada, sólo que tardaron
más de lo que imaginamos.
-¿Quién
eres?
-Soy un
sacerdote, y vivo para servir a los guardianes.
-¿Porqué
llevas esa vestimenta?
-Vengan
conmigo, se los explicaré mejor, pero deben ver un lugar sagrado para nosotros,
ahí encontrarán respuestas a su desconcierto.
-¿Y si nos
rehusamos? preguntó el capitán.
-Será más
difícil que vuelvan a casa.
Aquel ser
habló con firmeza, el capitán no respondió.
-¿A dónde
quieres llevarnos? preguntó Ian.
-Con los
demás guardianes. Hace mucho que los esperan.
Todos nos
miramos sin saber que pensar, ¿de qué hablaba aquella criatura? Pronto lo
sabríamos.
Continuará...

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