jueves, 21 de agosto de 2014

EXTRAÑOS SERES




Toda aquella multitud se encontraba eufórica, nosotros no nos movíamos para evitar interrumpir, la ceremonia que se estaba llevando a cabo tenía orden, eso era algo que no esperábamos. Ian estaba anonadado, esos seres eran mucho más pequeños que nosotros, y a diferencia nuestra, el color de su piel era más claro. Pero eran muy parecidos a nuestra especie, tenían dos extremidades superiores y dos inferiores, sobre las cuales se mantenían de pie,  no poseían cola como algunos otros especímenes que vimos, no tenían mucho pelo en el cuerpo, sólo en la cabeza y algunos de ellos carecían totalmente de él. Yo me enfoqué en mirar su rostro. Sus ojos, cejas, nariz y boca, eran idénticas a las nuestras, como si alguien hubiese cambiado nuestra raza por una más pequeña y con piel más clara. Miré a Ian, estaba perdido en  pensamientos, ninguno de nosotros teníamos idea de lo que nos esperaba. Él me miró también, sólo pude encogerme de brazos. Debíamos continuar la misión, pero ¿cómo cruzar sin ser vistos?  Mirábamos a todos lados para encontrar una ruta, nuestro problema hubiese sido menor si nosotros no hubiésemos sido más altos que aquellos seres, podríamos habernos disfrazado y mezclado entre ellos, pero era imposible no ser notado. 

De pronto los gritos callaron, todos aquellos seres se inclinaron, y en el suelo se abrió una compuerta, lentamente un personaje emergió, para nuestro asombro, llevaba puesta una armadura de nuestra flota, pero no era un Kai, tenía la misma talla que los demás, era uno de ellos, pero ¿qué había pasado con la tripulación de la nave? Ellos estaban preparados y entrenados para el combate, y aquellos seres, por el contrario no, Su civilización estaba muy retrasada y ninguno de ellos vestía ropa de combate. ¿Cómo fue que nuestra nave fue a parar en medio de una ciudad y en manos de seres tecnológicamente inferiores en tan poco tiempo?

Aquel ser parecía ser su líder, hacía señas y movimientos extraños, de pronto, levantó con su mano derecha algo que parecía un bastón, me pareció familiar, entonces apuntó al cielo, y disparó, un ráfaga de luz voló ininterrumpidamente, esa era una de nuestras armas, una de las más poderosas, con un sólo disparo podía destruirnos a todos nosotros. Miré a Ian, con señas nos ordenó regresar, no podíamos enfrentarnos, nos dispusimos a irnos pero un grito nos dejó paralizados. Aquel ser apuntó el bastón hacia nuestro escondite y dijo: “Están aquí”

CONTINUARÁ…

martes, 19 de agosto de 2014

BIENVENIDA


Ian lanzó drones de reconocimiento para realizar un mapa holográfico del lugar, debíamos tener idea de a que nos enfrentaríamos, aquel planeta era pequeño pero sin una nave nos llevaría tiempo llegar al lugar de donde provenía la señal. Cuando la información llegó a nuestros sistemas, nos sorprendimos, creíamos que el planeta no tenía vida inteligente; sin embargo, los drones habían detectado construcciones cerca de la señal, eso no estaba en nuestros planes, sabíamos que podíamos encontrar problemas con la fauna pero no vida inteligente, nuestro viaje de reconocimiento se volvía peligroso. Pero debíamos realizarlo. Tomamos todo el equipo necesario, y ésta vez usamos trajes protectores, si aquella vida inteligente tenía armas, debíamos tener precaución. Salimos con la esperanza de encontrar a nuestros hermanos. 
Los drones enviaron información suficiente para programar una ruta directa, el viaje nos tomaría algunos ciclos solares de ese planeta, programamos nuestro vehículo y cruzamos aquella superficie, llena de vida, cientos, tal vez miles de criaturas pasaban frente a nuestros ojos, algunas podían volar, otras mostraban colores que no habíamos visto, el viaje estuvo tranquilo hasta que los sensores detectaron la nave, nos detuvimos para realizar una inspección visual, a lo lejos se podía divisar lo que al parecer era una ciudad, Ian no lo podía creer, la señal de la nave venía exactamente de la mitad del sitio, debíamos entrar en ella para ver a nuestros compañeros. Nos pusimos nerviosos, realmente no sabíamos que esperar. 
Ian, regresó al vehículo, nos llamó, lo seguimos nos pusimos en marcha. Al acercarnos a la ciudad, pequeñas construcciones se presentaban, vimos algunos especímenes cerca de aquellas casas, Ian disminuyó la velocidad, al parecer no tenían interés, los seres inteligentes no eran ellos. Nos adentramos en la ciudad, y una gigantesca construcción nos impidió el paso, ahí en el centro de esa civilización  estaba nuestra nave, la señal provenía del interior, debía estar debajo de ese edificio. No podíamos seguir en el vehículo, continuamos el viaje a pie, entramos al edificio, y al cruzar las paredes exteriores encontramos un patio enorme, allí en el centro se veía la punta de la nave, alrededor de ella, cientos de seres gritaban, lo sorprendente: Lo hacían en nuestro idioma, gritaban una palabra: “Bienvenidos”

CONTINUARÁ

viernes, 15 de agosto de 2014

UN MUNDO NUEVO


El capitán seguía intentando comunicarse con las naves pero no hubo respuesta, sólo silencio, no entendíamos que había ocurrido, Ian sugirió que la nave se aproxime al planeta y entre en órbita para escanear la superficie, si ellos habían aterrizado, nuestros sistemas podrían detectarlos, el problema era que no quedaba mucha energía, podríamos dar una vuelta al planeta y luego vernos obligados a aterrizar para buscar la manera de recargar las baterías. Tampoco sabíamos a ciencia cierta si su atmósfera era buena para nuestros organismos, teníamos datos de la misión de reconocimiento, pero la teoría puede diferir de la práctica. El capitán preparó la aproximación, el nerviosismo se sentía en cada uno de los tripulantes, en los paneles de control las alarmas se encendían, la energía fallaba, entonces el capitán rápidamente decidió aterrizar, ya no importaba lo que nos esperaba, solamente importaba descender.

La nave se sacudía fuertemente, el descenso se hizo eterno, pero al ir adentrándonos en aquel mundo una vista increíble se presentó ante nuestros ojos, los componentes de la atmósfera mezclados con esa estrella que lo alimentaba iluminaba todo, aquellos colores no los olvidaré jamás, nada que ver con nuestro agonizante planeta. Miré por los paneles inferiores, sobre la masa de tierra cientos de seres vivos, de incontables especies se movían por todas partes, aquel lugar estaba lleno de vida, sentí una envidia incontrolable. De pronto uno de los tripulantes gritó, los sensores habían detectado una de las naves militares, pero la señal era demasiado débil, el capitán localizó su posición, pero no teníamos energía suficiente para llegar hasta el lugar. Ian revisó los controles, durante el salto, el motor había fallado, el viaje había consumido más energía de la que él había calculado. Finalmente aterrizamos, Ian apagó el motor principal y enfocó los sistemas para realizar un diagnóstico de la atmósfera, para suerte nuestra, no habían agentes tóxicos, al contrario allí nuestros cuerpos se volverían más saludables. Al escuchar la noticia todos en la nave gritamos con alegría, el capitán autorizó a todos para descender, en poco tiempo la nave se vació, y absortos ante tanta maravilla sólo pudimos dar gracias al Creador. 

Los seres vivos de ese planeta huían al querer acercarnos, ninguno parecía poder comunicarse, eran muy diferentes a nosotros, ellos caminaban en cuatro extremidades, unos tenían prominentes narices y otros largos cuellos, unos peculiarmente parecían tener armaduras en sus cabezas, pero ninguno mostraba interés en nosotros. El capitán se dirigió a la tripulación, enviaría dos vehículos de reconocimiento para transportar a Ian y cinco voluntarios, me ofrecí gustoso. El objetivo era entablar contacto con las naves militares y conseguir una batería para realizar la extracción de materiales y minerales. Nos preparamos, llevamos armas para afrontar alguna situación de riesgo y salimos en busca de nuestros hermanos.  

CONTINUARÁ...

miércoles, 13 de agosto de 2014

QUÉ DECIDIR?



Ian no quería asumir la decisión, el capitán tampoco, escoger entre quitarle la vida a alguien es difícil, más aún si se trata de escoger entre un grupo y una especie. Los debates entre ambos duraron mucho, hasta que optaron por consultar a la tripulación. Nos reunieron a todos en el hangar principal, estábamos nerviosos, queríamos recibir buenas noticias, pero yo sabía que no lo haríamos. El capitán tomó la palabra, con voz temblorosa nos explicó que la nave no avanzaría a ningún lugar cercano sin hacer un salto al agujero, no había planetas cercanos, eventualmente las provisiones se terminarían y moriríamos. Los murmullos empezaron, todos querían más respuestas, luego fueron gritos, el hangar era un caos completo, entonces Ian gritó, todos lo miraron, éstas fueron sus palabras:
"El desorden es lo que nos ha traído aquí, la desunión, las guerras, la envidia y la codicia. Todo aquello que demuestran ahora aquí es lo que condenó nuestro mundo, y aún no han aprendido de sus errores. Estamos en una encrucijada, no tenemos más que dos opciones. O morimos en esta nave, y condenamos nuestro mundo y nuestra especie, o salvamos Ariz. Es su decisión. Pero no todos podrán salvarse, para activar el motor debemos desviar energía de muchos componentes, el sustento de vida será mínimo y la mayoría de las cámaras de incubación serán inhabilitadas. No les doy buenas noticias, solamente les doy la oportunidad de salvar nuestro mundo, de dar esperanza a las futuras generaciones. Piénsenlo y decidan como lo que son, verdaderos Kai"
Hubo silencio, todos se miraban unos a otros, Ian tenía razón, la muerte nos acechaba, en nuestras manos estaba si eran unos pocos, o millones. Nadie se pronunciaba, de pronto uno de los trabajadores voluntarios en la misión golpeó el piso con su pie, y gritó con fuerza "Kai" volvió a repetirlo una vez más, y otra, pronto se unió otro de los trabajadores, y uno tras otro los demás nos unimos al coro, "Kai" "Kai" "Kai" gritamos con euforia. La decisión había sido tomada. Ariz, con ayuda del regidor del Universo podría ser salvado. Ian tomó la palabra de nuevo, había que escoger quienes quedarían fuera de las cámaras, pero ya no hubo problema, todos sin excepción se ofrecieron como voluntarios, ellos mismos decidieron quienes llegarían al nuevo mundo y quiénes no. Ian y el capitán se ofrecieron también, pero ellos eran piezas claves para la misión, yo por el contrario era solo un novato, no tenía experiencia, yo era prescindible, pero Ian veía algo en mí, y por eso me escogió para terminar la misión.

Todos ayudaban, grandes cantidades de cables llegaban a la sala de máquinas a un gran condensador que alimentaba al motor, aquellos que decidieron no ver el nuevo planeta desconectaban sus cámaras llenos de orgullo, todos ellos valían su peso en oro. Al poco tiempo Ian media la capacidad energética de la nave, cuando estuvo seguro de que funcionaba le dio el informe al capitán, él dio la orden para empezar el salto, aquellos que irían con nosotros lloraron al ver la valentía de nuestros amigos, no los volverían a ver, al menos no con vida. Todos ocupamos nuestras posiciones, Ian y el capitán programaron la nave y entraron a sus cámaras, yo espere hasta el último momento, vi como mis hermanos nos sonreían y se marchaban a sus camarotes, allí pasarían a mejor vida. La nave empezó a temblar, otra vez aquella luz cegadora me envolvió, pero ésta vez el salto fue un éxito, al poco tiempo entraba en estado de animación suspendida. 


La puerta de mi cabina se abrió, poco a poco recuperé la conciencia, me sentía mareado, confundido, como si hubiese vivido mil vidas en un sueño, me levanté lentamente, algunos ya se habían puesto en pie, otros aun no entendían la situación. Con cuidado me levanté y salí de la cámara, me dirigí a la sala de mando, Ian y el Capitán estaban ya allí. Miré por los paneles, frente a nuestra nave el nuevo mundo era hermoso, un planeta azul, con una luna por compañera, la vista era maravillosa, yo estaba hechizado. Escuché al capitán tratando de entablar comunicación con las naves militares, pero no hubo respuesta, algo había sucedido.

CONTINUARÁ…




martes, 12 de agosto de 2014

UNA MISIÓN PELIGROSA


Ian era mi maestro, un científico que el gobierno central había designado como líder de la exploración del planeta descubierto. Yo me había ofrecido como voluntario para la expedición, apenas había terminado mi entrenamiento básico en ciencias, casi no tenía experiencia, fue él quien me recibió, prácticamente me adoptó. No había tiempo que perder, la misión era de vida o muerte, los pocos recursos energéticos del planeta se usaron para enviar las cuatro naves de la flota, ellas eran la última esperanza. Por eso Ian no puso resistencia, al contrario, me apoyó y guió siempre. Debíamos viajar a otro sistema, uno más joven, allí habían descubierto un mundo lleno de vida, un mundo que nos podía dar esperanza. Una expedición de reconocimiento viajó hace seis ciclos y envió la información necesaria, aquel pequeño planeta podía brindarnos el material que nuestro mundo necesitaba, un material que podría ayudarnos a restituir nuestra atmósfera. Un sacrificio que se debía realizar para la supervivencia de nuestras especies. Al llegar, Ian se encargaría de generar la energía necesaria para que las naves puedan regresar. Él era la clave.

La despedida fue muy dolorosa, pasaría mucho tiempo antes de poder ver a nuestros familiares, a nuestros amigos, pero la misión y su objetivo valía la pena. Al regresar, no veríamos rostros tristes, sino rostros llenos de esperanza. Los abracé a todos y luego fui a la plataforma principal, Ian me observaba en la puerta, su mirada me transmitía paz, él era un Kai de bien. Me apresuré, me sonrió y juntos entramos en la nave, detrás de nosotros muchos voluntarios, militares, científicos y trabajadores se unían a una aventura desconocida, prácticamente en el otro lado del grupo de estrellas.

La flota partió sin dificultad, los primeros en saltar al agujero del espacio-tiempo fueron los militares, antes de que los demás pudiésemos llegar debían inspeccionar la superficie para evitar contratiempos a la tripulación. Vimos como las tres naves militares se desvanecían frente a nuestros ojos, nosotros debíamos esperar una rotación planetaria para poder dar el salto, así ellos podrían preparar el terreno para nuestra llegada. Vi por uno de los paneles de observación, nuestro planeta era hermoso, pero lo habíamos convertido en un desierto. Las guerras, y el abuso de los recursos nos habían llevado al borde de la extinción. Fueron científicos como Ian quienes lograron evitar que los Kai desaparezcan, pero sin más recursos el fin se acercaba, nuestra atmósfera decaía, pronto, nuestro mundo, nuestro hermoso Ariz moriría.

Ian me despertó, debíamos prepararnos para el salto, estaba emocionado, en poco tiempo entraríamos al nuevo sistema y conoceríamos el nuevo planeta, aquel que salvaría al nuestro. La tripulación entró en sus cámaras de incubación. El capitán anunciaba el salto, entré a la mía y empecé a sentirme adormecido, de pronto la nave se agitaba, temblaba, una luz cegadora nos rodeaba, no podía moverme, no sentía mi cuerpo, nos habían explicado en teoría lo que sucedería pero aquello era una experiencia única, me sentí uno con el universo. Sin embargo, al poco tiempo la nave se detenía, las luces de alarma se encendieron, las puertas de las cámaras se abrieron, vi a Ian levantarse e ir de inmediato a la sala de mando. Algo había salido mal.

Nos ordenaron permanecer en las cámaras de incubación, nadie nos daba respuestas, decidí hablar con Ian, él sabría explicarme que estaba sucediendo. Fui a la sala de mando pero dos guardias me impidieron entrar, pude ver al Capitán y a mi mentor discutir, esperé hasta que salga, al verme se sorprendió, su rostro se mostraba muy triste, sus ojos no brillaban, la desesperación lo había poseído. Tomó mi brazo y de un jalón me llevó a su estación. Allí me explicó que el motor de gravitación había fallado sacando a la nave del agujero, eso sólo significaba que estábamos en medio de la nada, lejos de nuestro mundo y lejos de la misión. No sabía cuánto le tomaría repararlo, tampoco estaba seguro de poder hacerlo, por eso me pidió que entre a mi cámara de incubación. Lo miré y le dije que lo ayudaría, para eso estaba ahí.


El tiempo pasó y no encontrábamos manera de reparar el motor, entonces Ian se dio cuenta que una de las baterías principales había perdido potencia, por eso el motor no soportó el salto. Ahora la nave no tenía energía suficiente para poderlo iniciar nuevamente. Estábamos varados en el espacio, sin provisiones no teníamos mucho tiempo. Decidió hablar con el Capitán, le explicó lo sucedido, la misión había fracasado, Ariz y nosotros estábamos condenados a la extinción. Entonces Ian tuvo una idea, podría desviar energía de un porcentaje de las cámaras de incubación hacia el motor, podría funcionar, pero eso suponía una cosa, aquellos cuyas cámaras queden inhabilitadas no llegarían al destino. Para Ian y el capitán la decisión fue devastadora, deberían sacrificar las vidas de la tripulación para poder salvar nuestro planeta.

Continuará...