Ian se acercó a Inok y lo
ayudó a levantarse, él temblaba, se notaba su nerviosismo, sentía que no debía
estar en ese lugar. Para nosotros esa actitud era desconocida, los Kai habíamos
aprendido a mantener la paz y la serenidad hace miles de años, pero aquella
criatura se encontraba fuera de sí, como si tuviese miedo de nosotros. Ian
trató de tranquilizarlo pero no lo consiguió, entonces el comandante le dio una
orden a Inok.
-Inok, hijo mío, ve con el pueblo, diles que pronto tendrán noticias nuestras, ya no temas más.
-Como ordene mi señor. –Respondió Inok.
El pequeño ser volvió a
postrarse de rodillas, y luego de un momento salió de prisa sin regresar a ver,
el comandante lo miró hasta que desapareció en un pasillo, luego se dirigió a
su sitio y se sentó, los demás ancianos ocuparon también sus lugares. Argis,
nuestro capitán, rompió el silencio.
-¿Qué fue lo que sucedió en este planeta Comandante?
-Es una larga historia Argis. Pero, ¿puedo pedirte un favor? Deja de llamarme comandante, solamente llámame por mi nombre.
-Pero eso va en contra de nuestro código, no puedo
hacerlo.
-Han pasado miles de años Argis, ese código es historia. Nuestra misión, la de salvas Ariz se convirtió en la necesidad de sobrevivir.
-Pero nosotros no vivimos lo que ustedes vivieron en este mundo. El código sigue presente para nosotros.
-Es una orden, de hoy en adelante no nos llamaran por nuestros títulos o rangos, nos llamarán por nuestros nombres, hace mucho tiempo que no escucho a un Kai pronunciarlo. La orden es para todos los que acaban de llegar. No discutan, sólo entiendan que nuestra estancia en este planeta no ha sido lo que soñamos. Llegamos con el sueño de convertirnos en salvadores de nuestra raza y terminamos como desterrados de nuestro propio mundo. A veces pienso que haber perpetuado nuestra existencia fue un error.
-No fue un error, el sueño no ha terminado, ustedes empezaron algo que ahora podemos terminar, aún podemos salvarlos, ¿verdad Ian?
Ian se acercó al
comandante y sonrió, extendió su mano para estrechar la suya.
-Ustedes nos dieron la oportunidad de llevar a cabo nuestro cometido. Su sacrificio no será olvidado, ustedes son en verdad dignos de admiración. Gracias Laam, gracias Comandante.
El comandante estrechó la
mano de Ian, sonrió y se puso de pie. Luego se dirigió a la mesa de controles y
encendió la pantalla. Imágenes con el día de su llegada al planeta aparecieron
ante nuestros ojos.
-Cuando llegamos aquí,
todos estábamos felices. Un mundo lleno de colores nos llenaba de esperanza. Lo
primero que hicimos fue confirmar la información que habíamos recibido,
analizamos la atmósfera para saber si era compatible con la nuestra, y lo era. Buscamos
señales de vida inteligente, analizamos todos los espectros conocidos en busca
de comunicaciones, no encontramos nada. Entonces decidimos descender a la superficie.
Lo que encontramos fue maravilloso. Las criaturas eran hermosas, había cientos
de especies y todas parecían inofensivas. Buscamos un lugar lo suficientemente
grande para las tres naves. Durante días esperamos su llegada, mientras tanto
observamos el comportamiento de esas criaturas, unas eran muy dóciles y otras
usaban la fuerza para alimentarse de las más pequeñas. No se parecían a las de
Ariz.
-Nosotros fuimos responsables de la extinción de cientos de especies. Replicó Ian.
-Tienes razón, por eso nos
sentíamos absortos por ver tanta maravilla. Así pasaron algunos días, al ver
que no llegaban decidimos salir de la nave. Por precaución usamos las armaduras
aislantes, no confiábamos aún en la atmósfera.
Laam hizo uso de sus
controles y cambió las imágenes por las que había guardado con su casco.
Empezamos a ver lo que él había visto en su primera aventura fuera de la nave.
-Toda la tripulación salió aquel día, para ser honesto, creo que todos llenos de nervios y hasta temor. Pero al salir, las criaturas que rodeaban la nave empezaron a huir, ninguna se acercó. Poco a poco logramos tranquilizarnos. Revisamos el exterior de la nave, todo estaba perfecto, no había daños. Volvimos al interior, repetimos la tarea varios días seguidos, y decidimos no usar las armaduras, la atmósfera era estable en todo momento. Lo más importante fue conseguir provisiones, con tantas plantas no fue difícil conseguirlas. El agua también era muy pura, era más pura que la de Ariz, no hacía falta limpiarla, sin embargo lo hicimos por precaución. Pasaron tres meses antes de que decidiéramos empezar con la misión. Enviamos drones para analizar el terreno y buscar yacimientos de aurum. Los datos eran increíbles, había cantidades enormes del metal en muchos lugares, pero algunas locaciones específicas tenían concentraciones suficientes para llenar las naves cientos de veces. La tarea no fue sencilla, sin las máquinas que traen ustedes en su nave, se nos hizo muy difícil. Al principio fue sencillo recoger trozos de aurum regados en corrientes de agua, pero no era suficiente, lo que recogíamos en un día era insignificante.
-¿Porqué no crearon herramientas?
-Las creamos, pero un año después. Durante ese tiempo seguimos esperando que llegaran. Entonces nos dimos cuenta de que algo serio pasaba, A pesar de que los ingenieros de la nave dijeron que podían llegar yo perdí toda esperanza. Pero teníamos una misión y continuamos con ella. Pasaron años, creamos herramientas, pero éramos muy pocos, sin la maquinaria extractora no lográbamos alcanzar la meta diaria. Fue cuando todo empezó.
-¿Qué quieres decir con que todo empezó? Preguntó Argis.
-La intranquilidad, la tripulación se negaba a trabajar, no veían sentido en la misión. Los dos capitanes de las otras naves se reunieron conmigo para evaluar la situación. Todo terminó mal. Enlos, el segundo al mando de la misión quería volver a Ariz. No quería terminar su vida en un mundo extraño. Enkos, el otro capitán, me apoyó y decidió continuar la misión. Eso sacó de su equilibrio a Enlos, perdió su control, la furia lo dominó. Volvió a su nave y cesó su participación en la misión.
-¿Cómo es posible que haya perdido el control?
-No lo sé. No fue el único, muchos lo perdieron. Muchos dejaron de ser Kai, se convirtieron en seres incomprensibles, perdieron su disciplina, perdieron su identidad. La misión habría fracasado de no ser por Enkos.
CONTINUARÁ...

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